equilibrio entre trabajo y vida personal

Equilibrio entre trabajo y vida personal

Encontrando el Equilibrio: Trabajo y Vida Personal en el Mundo del Emprendimiento

Como ilustradores y emprendedores, enfrentamos un desafío constante: ser nuestros propios jefes, contadores, publicistas y asumir todas las responsabilidades. Especialmente al comienzo de nuestro camino, esta carga puede resultar abrumadora, llevándonos a sumergirnos en una burbuja de «productividad» donde creemos que ser más productivos implica hacer más cosas y posponer cualquier «distracción». Aquí es donde aparece la necesidad de aprender a mantener el equilibrio entre trabajo y vida personal.

Perder el enfoque es un riesgo latente cuando nos alejamos del propósito por el cual comenzamos. Es fundamental amar lo que hacemos, ya que invertimos una gran cantidad de tiempo en ello. Sin embargo, también es importante comprender que no nacimos para trabajar sin cesar (te recomiendo ver el corto animado «Alike»).

La importancia del equilibrio

Imaginemos, por ejemplo, que tenemos un hijo mientras también gestionamos nuestro emprendimiento. Trabajamos constantemente para brindarle lo mejor, y por supuesto, amamos nuestro trabajo. Pero cuando nuestro hijo desea pasar tiempo recreativo o simplemente charlar, le respondemos: «Ahora no puedo, lo haremos cuando termine de trabajar». En este caso, estamos considerando a nuestro hijo como una distracción que interrumpe la importancia de nuestro trabajo, pero al final, estamos cerrando la puerta a una vida compartida junto a él.

La realidad es que nacer es comenzar a vivir, pero al mismo tiempo es el comienzo de nuestra cuenta regresiva. No estaremos en este mundo para siempre, lo que significa que tenemos una fecha de caducidad y un tiempo limitado para hacer lo que amamos, experimentar y crecer. Por esto es importante el equilibrio entre trabajo y vida personal.

equilibrio entre trabajo y vida personal: Imagen ilustrativa donde se puede ver un hogar roto y una familia dividida
Imagen de @freepik – Diseñado por Freepik

Las decisiones y las oportunidades

Se nos presentan muchas oportunidades y puertas a lo largo de nuestra vida, pero cada vez que tomamos una decisión, algunas se cierran y otras se abren. Esto implica que, con cada elección que hacemos, perdemos y ganamos innumerables posibilidades. Sin embargo, es aún más importante recordar que, independientemente de lo que hagamos, el tiempo sigue avanzando.

¿Por qué menciono todo esto? No es para deprimirte, sino para que tomes conciencia. Es natural querer hacerlo todo, yo también he sentido esa tentación en mi cabeza. Pero la realidad es que debemos tomar decisiones. Debemos abandonar la fantasía de que podemos hacerlo todo y de que no es necesario elegir. Incluso no tomar una decisión es una elección en sí misma. Siempre habrá puertas que se cierren, sin importar lo que hagamos.

La importancia de tomar decisiones difíciles

Imaginemos que te postulas para un trabajo como ilustrador en una novela. Supongamos que este proyecto te tomará de 2 a 3 meses, por lo que decides no aceptar nuevos proyectos durante ese tiempo. Además, la editorial asegura que se convertirá en un éxito de ventas, lo que te proporcionará mucha visibilidad y regalías. Pero, ¿qué pasaría si Disney o Dreamworks necesitaran tu estilo artístico para uno de sus proyectos?

Sabes que ambos proyectos te brindarían beneficios, y no quieres cerrar ninguna puerta, así que decides tomar ambos trabajos. Sin embargo, al final, las entregas no cumplen con las expectativas de calidad, no tienes suficiente tiempo para hacerlo todo y te das cuenta de que estás defraudando a todos, incluso a ti mismo (te recomiendo leer mi articulo: «Te están faltando el respeto: 5 posibles razones«). Quizás has dejado de ver a tus seres queridos por falta de tiempo y de repente te das cuenta de que no siempre es necesario abrir todas las puertas. A veces, debemos tomar decisiones difíciles.

equilibrio entre trabajo y vida personal: Hombre cuestionándose qué camino elegir
Imagen de @creativeart – Diseñado por Freepik

Viviendo sin arrepentimientos

La vida no está garantizada. Un día tienes un futuro entero por delante, al siguiente puedes recibir un diagnóstico fatal o sufrir un accidente. No te cuento todo esto para que entres en pánico, grites o te encierres en casa esperando que nada malo te suceda. Tampoco te lo digo para que te vuelvas osado (al estilo Divergente) y saltes de un tren en movimiento a una terraza solo para experimentar la adrenalina. Es cierto que mañana podríamos morir, pero por favor, no seamos extremistas.

Te comparto todo esto para que despiertes. Cuando llegue el momento de partir, no te arrepentirás de qué tan productivo fuiste en la vida. No te lamentarás por hacer las mejores listas o cumplir al pie de la letra tu planificador semanal. No te arrepentirás de haber subido o no tus ilustraciones a Instagram todos los jueves a las 17:00pm.

En cambio, te arrepentirás de haber escuchado esas voces que te decían que nunca lograrías nada, de haber trabajado cada hora del día sin descanso ni diversión, de haberte alejado de tus seres queridos. Te arrepentirás de no haber dedicado tiempo a hacer actividades por el simple placer de hacerlas, de no haber leído ese libro que te gustaba, de no haber aprendido a cantar, de no haber creado ese origami que tanto te fascinaba y que nunca hiciste porque había cosas «más importantes» por hacer.

No perdamos de vista el equilibrio entre trabajo y vida personal

¡Aprovecha cada uno de tus días al máximo! Proyecta y organízate, por supuesto, pero no olvides incluir aquellas cosas que te hacen feliz. Al fin y al cabo, ¿qué importa si tardas un poco más en llegar a la meta, si en el camino reíste, amaste, te emocionaste y disfrutaste? Esa es la verdadera esencia de lo que quería transmitirte.

En mi blog, encontrarás muchos consejos de organización y estaré regalando organizadores, pero no quiero que te obsesiones con la productividad. Ningún extremo es beneficioso. Lo que hemos aprendido aquí es a tomar decisiones importantes y a organizarnos de manera más saludable, teniendo en cuenta no arrepentirnos a largo plazo por haber postergado cosas verdaderamente importantes.

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